La vida
Nuestras vidas están escritas, queramos o no. A la mayoría de nosotros nos sucedieron, nos suceden y nos sucederán las mismas cosas que a nuestros padres y a nuestros hijos.
Nacemos, tenemos infancia mejor o peor en la que estamos absortos de los problemas familiares que ens esta época suelen suceder, y nuestra única preocupación es la más directa e instintiva. Luego llega la adolescencia, una época de cambio, en muchos aspectos. Tu cuerpo cambia, tú cambias, la gente cambia... aquellas pesronas que en tu niñez pudieron parecerte magníficas ahora las ves como simples o malvadas, y viceversa. Tendemos a unirnos a grupos urbanos, algunos van de skaters, otros de raperos, otros de heavies, incluso aquella gente que cree no estar en ningúna tribu suburbana está en una, al decir eso se acaba de clasificar. Algunos que otros se politizan, empieza a interesarte la música, grupos que tus padres escuchan y que te daban igual te parecen magníficos, y descubres facetas paternas que antes desconocías.
Y luego está la parte del amor. En la adolescencia (salvo algunos casos) es cuando se empieza a conocer a gente, y te empiezan a gustar, y te relacionas, y disfrutas de esas nuevas sensaciones que sientes hacia otras personas, y luego vienen los desamores, el sufrimiento, y así consecutivamente, ya sea dependiendo de las personas con más o menos frecuencia, hasta que se llega a una relación duradera. Algunos se casan, otros son pareja... Luego vienen los hijos, lo que la pareja necesitaba para fortalecer su relación, y en lagunos casos es así, pero desgraciadamente lo más común que es a lo que me voy a atener en este artículo es que cuando esos hijos son todavía críos pues esa pareja se separe, ya sea divorcio ya sea voy a por tabaco o ya sea acordado. Luego viene igual una nueva pareja, o quedas solo para el resto de tus días. Añorando los momentos de juventud con los noviazgos y el irse de aquí para allá te vas haciendo viejo, en el caso de las mujeres se hace más duro y más patente con la menopausia. Luego los hijos se van de casa (ya digo, por norma general) y llega la jubilación. A partir de aquí poco se puede decir, salvo que cuando ya no tienes el trabajo que apenas te da unos días de vacaciones, cuando ya no tienes a los plastas de tus hijos que no te dejan viajar agusto, cuando ya tienes todo el tiempo del mundo, justo en el único momento desde que empezaste a trabajar a los 16 - 23 años, es cuando ya no te apetece.
Estamos destinados a esto, es nuestra rutina, y está escrita. Cuesta mucho asimilarlo, y hay gente que nunca lo hace, pero nuestra vida está escrita, y si no abre las memorias de veinte personas escogidas al azar y contrasta sus casos.
No sé en el futuro, pero en la adolescencia, que ahora estoy disfrutando/sufriendo, el presente me ahoga en cierto modo, y creo que lo que me mueve y nos mueve a todos son las ilusiones, si hice lops cuatro años de secundaria y estoy haciendo el bachillerato es porque tengo una meta cada día más cercana, y quién sabe si esa meta no se cambiará mil veces, pero el caso es que lo que nos mueve es el querer algo que no tenemos, el romper con la rutina, pero esa forma de romper la rutina, aunque no nos demos cuenta, es la forma que hay de construirla, estamos recalcando lo que está escrito, y ya sé que no es imposible cambiarlo, puede que no tengamos pareja, o hijos, o una vida de ciudad, pero eso son casos concretos, y lo mas común es a lo que la gente va, y si no prueba a estar en una sala con dos salidas donde hay quinientas personas y ves a cuatrocientas noventa salir por la de la derecha y a diez por la de la izquierda, ¿por cuál saldrías?
Cuando no puedes olvidar algo, cuando no puedes asimilarlo... ... ... ... ... ... ¡no sé acabar la frase, sólo tengo diecisiete años joder!
¡Salud!
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