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Heterodoxo

Lunes

Lunes

NOTA: Como carezco de Internet entre semana, publico hoy un artículo que escribí en una libreta el lunes.

Es lunes, y como cada día de labor recorro el kilómetro (calculo) que separa mi instituto de casa.

Empieza a llover nada más empezar la caminata, así que me abrigo. A los pocos metros, ya smergido en el microcosmos de la música y mis pensamientos, miro alrededor. veo el verde intenso de arbustos, árboles e incluso maleza, que parecen incrementar su verde con el agua que cae sobre ellos. veo las montañas, del mismo intenso color, y cómo las nubes las esconden suavemente en su espesura para aplastarse violentamente por otras laderas, dejando una impresionante estela. La lluvia acaricia mi cara, mi pelo, y va tiñendo mi chaqueta al igual que la floradle lugar. Miro alrededor, veo todo esto y me digo Me gusta el Norte. Me gusta la lluvia y cómo cambia radicalmente el paisaje, los animales, las personas (que no dejan de ser animales), etc...

Más adelante la lluvia arrecia, y ese cambio tan radical se hace más patente, llegando al clímax de la tormenta. Pero como todo lo que sube baja, al llegar a la rotonda que divide mi rayecto diario en más o menos dos partes la lluvia amaina y adquiere velocidad al ser más manejable por el viento cuanto más ligera se hace.

Mis ropas ya están totalmente mojadas y oscuras, y mi cabello pesado y oscilante con su contínuo goteo. Ahora que puedo, miro para arriba, y unas pesadas nubes amenazan sobre el fondo blanco cuales bóvedas de una gran catedral, aunque con ese toque tenebroso que siempre tienen las nubes. Mientras que a mi derecha la tormenta parece dejar tregua dejando incluso vislumbrar algo de cielo azul, a mis espaldas se yergue una gran masa de vapor gris casi negro dejando insignificante la torre de la Laboral. Esto va pa rato pienso. Pero sonrío, miro la escena que parece estar en batalla con la naturaleza y me digo Me gusta el Norte.

Más adelante, ya cerca de casa, empiezo a percibir las frías caricias de la ropa mojada sobre mi piel, y el hambre asalta mi mente, dejando el sentimiento folclórico a un lado. Apuro el paso, me pongo ropa seca y como un plato caliente.

Al fin y la cabo, solo es un lunes ¿no?.

P.D.: Si, es una cursilada, pero me gusta el pasiaje.

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